El sector de la seguridad privada no deja de crecer en España y en este 2017, sigue siendo uno de los que más puestos de trabajo genera. La demanda de profesionales, con la adecuada formación, ha aumentado especialmente tras la reforma de la Ley de Seguridad Privada de 2014, que incrementa sus competencias y sus ámbitos de actuación.
Los vigilantes de seguridad se encargan de velar tanto de la integridad física de las personas, como de los bienes materiales a su cargo. Se trata de una profesión de futuro con múltiples campos específicos, algunos muy novedosos, en los que poder desarrollarla. Vigilancia en aeropuertos, en centros comerciales, en espectáculos y eventos deportivos, en centros hospitalarios, incluso en buques e instalaciones portuarias.
Además de la vigilancia, el sector incluye otras actividades que abarcan desde el servicio de escolta privado hasta el trabajo de detective, centrado en las investigaciones de causas y temas particulares.
Entre los requisitos básicos para ser vigilante de seguridad se exige ser mayor de edad y carecer de antecedentes penales. En principio, no es imprescindible contar con un título de grado pero sí con los estudios de ESO y con la preparación específica que capacite para el correcto desempeño de los distintos puestos.
Formación en seguridad privada
Cualquier que desee desarrollar su carrera profesional en el sector de la seguridad privada deberá estudiar y superar un curso básico en alguno de los centros especializados y homologados por el Ministerio del Interior. Estos cursos tienen una duración mínima de 180 horas lectivas y deben ser presenciales al menos en un 50%. En ellos se combinan los conocimientos teóricos con la preparación física necesaria que permita superar las distintas pruebas exigibles para obtener la Tarjeta de Identidad Profesional (TIP), el documento indispensable para ejercer la profesión.
El temario incluye conocimientos de cultural general, aspectos jurídicos básicos y también una amplia variedad de temas técnicos relacionados con el futuro trabajo, desde las últimas tecnologías que mejoran la seguridad, hasta el material y equipamiento imprescindible de defensa personal. En las pruebas de aptitud no faltan los ejercicios físicos y las prácticas de tiro que acrediten la destreza y capacitación necesaria para poder actuar en situaciones de riesgo y peligro.
Superadas las pruebas y una vez obtenida la correspondiente TIP, son muchas las opciones laborales y las posibilidades de especialización: guardas rurales, escoltas privados, directores y jefes de seguridad, vigilante de explosivos o vigilante especializado en el trabajo con perros guía. Hacer del mundo de la seguridad una profesión es una opción de futuro que se basa en la formación y en la especialización.
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